El slowjuicer gana terreno entre los usuarios de licuadoras. A este sistema también se le llama prensado en frío y, frente al centrifugado con que trabajan las licuadoras convencionales, consiste en extraer el jugo lentamente. Mientras que el centrifugado utiliza cuchillas que se mueven a gran velocidad para cortar, triturar y separar el líquido de los residuos, el prensado en frío es un proceso suave a baja velocidad que prensa constantemente los ingredientes.
Para ello emplea una pieza similar a un tornillo o molino helicoidal, con forma de piña, que se mueve a bajas revoluciones. Actúa sin superar las 60 revoluciones por minuto, pero ejerciendo gran presión. Así se extraen los jugos sin cortar los ingredientes ni aumentar la temperatura.
Una licuadora por centrifugado produce una gran cantidad de zumo pero la textura en algunas ocasiones es ligeramente más densa y espesa. Con una licuadora de prensado en frío se obtiene el mismo volumen, pero el resultado es más suave, homogéneo y con una textura sedosa y uniforme, de color más vivo y brillante.
Y otra gran diferencia entre ambos se ve claramente en el acabado al pasar los minutos. El de una licuadora tradicional comienza a separarse en capas poco atractivas a la vista, quedando el agua abajo y el concentrado de las frutas y verduras arriba y obligando a remover para reincorporarlos si no se toma inmediatamente.
En la imagen, una licuadora de prensado en frío de Philips, que dispone de un sistema de prensado horizontal. Philips denomina a este sistema VivaMasticating: compuesto por un rodillo más largo, de manera que el alimento pase más tiempo en la prensa, y distintas zonas de presión para evitar que la fruta o la verdura se atasque.