Un tribunal de la ciudad francesa de Orleans ha admitido la solicitud del fabricante de cristalería Duralex de declararse en quiebra ante la situación generada en su negocio por el impacto del Covid y la caída de ventas. La icónica marca, que cuenta con 248 trabajaores en plantilla, se ha visto arrastrada por su falta de liquidez y su alto endeudamiento, agravados durante la pandemia y la disminución de ingresos.
Una vez confirmada su solicitud de quiebra se abre ahora un período de observación de seis meses en el que se intentará buscar un comprador para esa histórica firma, que tiene su sede en La Chapelle-Saint-Mesmin (Loiret). El director comercial y de marketing de la empresa, Frédéric Morin Payé, ha explicado que la facturación durante estos últimos meses se ha hundido un 60%.
Esto se produce después de un grave incidente que sufrió Duralex en 2017, cuando uno de sus hornos se dañó durante su reparación y provocó que la producción pasara a 20 toneladas de vidrio por día, en lugar de las 160 toneladas por jornada habituales.